Cuando el río suena, agua lleva, y los rumores de separación iban siendo cada vez más fuertes hasta que se conoció que realmente la pareja se iba a divorciar.
Al parecer el causante de dicho divorcia fue una gran pelea, esas que no se olvidan, y fue justo antes de las vacaciones navideñas, por lo que cada uno decidió pasar las navidades con sus respectivas familias, y la causa de por qué Russel le ha impuesto esa demanda a su futura ex-mujer.
Por otro lado, la familia de Katy Perry asegura que era ella la que siempre intentaba solucionarlo todo, y seguir con el matrimonio, pero ahora nos cuadra todo amigos. Según una ley de california, tras el divorcio ambos se quedarían con la mitad exacta de lo que tengan en común, es decir, Russel se quedaría con la mitad que tuviese Katy Perry, unos 70 millones de dólares. Ahora entendemos porqué tantas ganas de firmar el divorcio.
Parece que la jugada le ha salido perfecta al actor, pero esperemos que Katy Perry encuentre pronto otro amor que la quiera y la sepa cuidar. El greñas este nunca nos gustó demasidado, no nos engañemos...











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